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La inflación española y francesa llevan las expectativas de tipos del BCE a un desconocido 4%

El mercado ya situó ayer el pico de los tipos del BCE en febrero de 2024.

Se puede decir que se veía venir. La reciente fortaleza de los datos macro de EEUU en este arranque de 2023 y de algunos en la eurozona como los PMI flash de febrero hacían presagiar un mayor esfuerzo subiendo tipos por parte de los bancos centrales. La lectura de PCE subyacente de EEUU (deflactor del gasto personal) conocida el pasado viernes constataba, además, que las presiones inflacionarias siguen ahí. Este lunes las expectativas de subidas de tipos del BCE a través de los swaps en el mercado alcanzaban un hito: por primera vez se contemplaban subidas de tipos hasta 2024, dándose el tipo terminal en febrero superando el 3,8%.

La cosa ha ido a más este martes con los datos de inflación de Francia y España. En ambos casos se ha apreciado una subida que confirma que el camino de la desinflación no está tan nítido como se esperaba. Las apuestas del mercado han empezado a contemplar un tipo terminal cercano al 4% (ahora mismo en el 2,5%) en la tasa de depósito del BCE para diciembre de 2023-febrero de 2024.

Este indicador -el tipo de interés de facilidad de depósito, el cual el Banco de España define como el que determina el interés que las entidades de crédito reciben por sus depósitos a un día en el banco central-, nunca en toda la historia de la zona euro ha estado en un nivel tan alto. Por supuesto, el panorama aquilata la subida de 50 puntos básicos del banco central en marzo.

Este clima se ha trasladado a los bonos, con caída de los precios y un aumento generalizado de los rendimientos. Mención específica merece el bono alemán a dos años, cuyo interés exigido ha escalado esta jornada por encima del 3,17%, máximos de 2008, en plena Gran Crisis Financiera. El bund alemán a 10 años supera el 2,7% y se mantiene en máximos desde 2011, el francés al 3,17%, el español sobrepasa el 3,74% -batiendo máximos del pasado diciembre y alcanzando niveles de 2013- y el italiano instalado en el 4,56%.

Lo que se mantiene es el diferencial de los bonos periféricos, medido habitualmente en el spread bono italiano a 10 años-bund alemán. Ahora mismo se encuentra en torno a los 180 puntos básicos, aun lejos de los 250 registrados el pasado octubre, pese a que el BCE ya había aprobado su ‘escudo antifragmentación’.

Tras aumentar ligeramente en enero, la inflación en España también subió en febrero, hasta el 6,1% desde el 5,9% del mes pasado. La inflación armonizada siguió el mismo movimiento hasta el 6,1% desde el 5,9% de enero. La inflación subyacente alcanzó el 7,7% en febrero, frente al 7,5% del mes anterior. La inflación subyacente lleva 22 meses consecutivos al alza en España. Según el Instituto Nacional de Estadística, esta reciente evolución puede atribuirse a la subida de los precios de la electricidad este mes, frente a la bajada registrada en febrero del año pasado.

«El aumento de la inflación armonizada de la UE general de España es otro recordatorio de que el camino del crecimiento de los precios será irregular y difícil en su camino hacia abajo, ya que las presiones subyacentes de los precios siguen siendo fuertes. Si bien los efectos base dominarán durante los próximos meses, lo que reducirá significativamente la inflación para el verano, aún esperamos que finalice el año por encima del 5%», señala Ana Andrade, de Bloombeg Economics.

En Francia aún no ha llegado el momento de que la inflación retroceda. En febrero, la inflación de los precios al consumo se situó en el 6,2%, frente al 6% de enero, como consecuencia de la aceleración de los precios de los alimentos y los servicios. El índice armonizado, importante para el BCE, se situó en el 7,2%, frente al 7% de enero. En términos intermensuales, los precios de consumo aumentaron un 0,9%, frente al 0,4% de enero.

Mientras que en otros países europeos la contribución de la energía a la inflación se está volviendo negativa, en Francia la energía sigue contribuyendo positivamente a la inflación.

«Los datos de febrero indican que la inflación francesa aún no ha tocado techo. Es probable que tanto la inflación general como la subyacente sigan subiendo en los próximos meses, lo que dará al BCE más razones para seguir subiendo los tipos más allá del primer trimestre», abunda Charlotte de Montpellier, economista de ING.

El siguiente hito en el camino será el dato preliminar de IPC en febrero de Alemania, que se conocerá el miércoles. El jueves llegará el decisivo de la eurozona -también sale el de Italia-. «Prevemos que la lectura de febrero del Índice Armonizado de Precios de Consumo de la zona euro caiga 0,5 puntos porcentuales, hasta el 8,1% interanual. La inflación subyacente se mantendría estable en el 5,3%», apuntan Hugo Le Damany y François Cabau, economistas de la región para AXA IM.

«Es poco probable que esto modifique la voluntad del BCE de subir los tipos de interés en 50 puntos básicos en marzo. Hemos revisado nuestras perspectivas de inflación y ahora situamos la inflación subyacente en una media del 4,5% en 2023 y del 2,5% en 2024», añaden los estrategas de AXA IM.

«Tomará tiempo volver a lo que hemos visto» anteriormente sobre la inflación, ha dicho este martes de forma muy reveladora el miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Boris Vujcic. «Mi principal preocupación no es dónde estará la inflación, sino cuán persistente será».

 

 

FUENTE: ELECONOMISTA.ES

 

 

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