La burbuja del vino: la superficie de cultivo de viñedo en la Comunidad Valenciana cae un 63 por ciento
A pesar de la buena imagen del sector, lo cierto es que su producción es cada vez más reducida.
Si bien es cierto que en los últimos años ha aumentado de manera notoria el interés del público por el vino e incluso el apego de los valencianos por los caldos autóctonos, con bodegas cada vez más reconocidas, lo cierto es que la producción de viñedos en la Comunidad Valenciana no para de decrecer año tras año. Tanto es así que, según los datos recogidos por la Conselleria de Agricultura, durante los últimos 39 años (de 1983 a 2021) la superficie de cultivo de la uva ha decrecido un 62,7 por ciento, siendo, con diferencia, el cultivo que más ha caído.
En concreto, la reducción ha sido de 106.711 hectáreas, al pasar de 170.281 en 1983 a las actuales 63.570. Un estrepitoso descenso, que queda lejos de las bajadas en el almendro (39.265 hectáreas, un 29,8 por ciento), de las 4.794 hectáreas menos en los cítricos (un 3 por ciento menos), y del incremento de la superficie del olivar, que ha crecido un 1,2 por ciento durante los últimos 39 años.
En el caso de la superficie de cultivo del viñedo, esta ha seguido una tendencia decreciente muy marcada en el periodo estudiado, destacando los trece primeros años (1983-1995) donde se perdieron casi 72.000 hectáreas, debido en parte a las políticas de arranque de cultivo. En los últimos 25 años la minoración más importante se dio en el periodo entre 2007 y 2011, con casi 12.800 hectáreas de cultivo menos.
De esta manera, según los datos de la Conselleria, en 2021 los cultivos que ocupaban mayores superficies de cultivo fueron los cítricos (156.581 hectáreas), el olivo (94.104 hectáreas), el almendro (92.408 hectáreas) y, por último, el viñedo, con 63.570 hectáreas.
Con más de 230 bodegas, el sector vitivinícola aporta alrededor de un 1,7% al PIB de la Comunitat Valenciana, generando un Valor Añadido Bruto total superior a los 1.885 millones de euros anuales. Asimismo, contribuye a generar y mantener en torno a 32.160 empleos (equivalentes a jornada completa) directos, indirectos e inducidos.
A lo que se suma un efecto indirecto de 524 millones de euros, vinculado con otras actividades suministradoras de la vitivinicultura (actividades agrícolas, comercio, servicios inmobiliarios, de transporte, energía, etc.), y el efecto inducido, por el uso de las rentas (fundamentalmente salarios y excedentes empresariales) generadas por los efectos directo e indirecto, que totalizaría unos 321 millones.
La caída de un sector
La evolución de los datos globales de superficie de cultivo en la región no invita precisamente al optimismo. Las tierras dedicadas a la agricultura en la Comunidad han seguido una tendencia decreciente año tras año, que se ha visto atenuada durante este últimos ejercicios. De 1983 a 2021 se perdieron en la Comunidad Valenciana un total de 283.826 hectáreas, lo que supone una reducción porcentual del 30,3 por ciento. El descenso ha sido mucho mayor en cultivos de secano (47,1 por ciento) que en regadío (1,7 por ciento).
Prácticamente todas las variaciones anuales de tierras de cultivos han sido negativas, ya que los continuos descensos de las tierras de secano no han sido compensados con los años en los que se han producido aumentos de las tierras de regadío.
En todos los periodos estudiados se han producido pérdidas de tierras, excepto durante los años 1983 y 1987. La menor variación entre 2015 y 2021 fue la menor de todos los periodos analizados, con una pérdida de 1.484 hectáreas), mientras que los mayores descensos se produjeron los años 2003-2007 (-23.221 hectáreas/año) y 1991-1995 (16.687 hectáreas/año).
FUENTE: LARAZON.ES