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La sequía pone en jaque al sector vitivinícola del Mediterráneo

La falta de lluvias y la marchitez fisiológica tras las heladas de abril reducirán un 30% la cosecha en DO como Utiel-Requena

 

 

La inusitada y prolongada falta de precipitaciones de estos últimos meses en todo el litoral mediterráneo -sin apenas lluvias (en abril solo cayeron 10 litros por metro cuadrado de media en la Comunitat Valenciana, un 80% inferior que la cantidad promedio del período 1991-2020, 50,7 litros/m2, según datos de Aemet)- pone en alerta en esta primavera a la mayor parte de zonas vitivinícolas del citado territorio. Ahí se incluyen las explotaciones amparadas bajo las Denominaciones de Origen (DO) ValenciaUtiel-Requena y Alicante, así como la IGP Castelló.

Durante estas ultimas campañas, los mencionados territorios vitivinícolas, que cuentan con unas 290 bodegas y 20.000 viticultores, vienen produciendo una media de 2,15 millones de hectolitros de vino al año, una cifra que difícilmente se alcanzará este año debido a la sequía y, también, a las heladas registradas a finales de abril en poblaciones de la comarca Utiel-Requena.

Viñedos sin brotar

Según el responsable sectorial del vino de AVA-Asaja, José Luis Robredo, las perspectivas del sector vitivinícola para la presente campaña de recolección de uva son «dramáticas» en territorios de Utiel-Requena, que cuenta con la mayor extensión de la Comunitat Valenciana. Así, la producción podría caer alrededor de un 30% en comparación con la anterior. La sequía ha pasado factura. «Hay municipios donde en los últimos seis meses ha llovido menos de 100 litros por metro cuadrado, cuando lo normal en esta última década es que los índices pluviométricos registren entre 400 y 600 litros», apunta Robredo. «Hay viñedos que no han llegado a brotar», lamenta.

En 2023 se produjeron unos 140 millones de kilos de uva en la comarca Utiel-Requena -nueve de cada diez productores están asociados a cooperativas- si bien la situación es ahora «dramática» en un territorio abonado al monocultivo (sobre todo a la variedad de uva bobal) y donde «habrá agricultores que no podrán abonar los préstamos de la compra de un tractor», explica Robredo.

Menos dramática es la situación en otras comarcas vitivinícolas, más diversificadas en cultivos, como Chiva, Cheste, Godelleta o Turís. «Tienen más uvas para moscatel o blancos. Pueden cubrir costes de producción. Si tuvieran solo viñas para tintos estarían mal», apunta.

Previsiones

También el viticultor Luis Javier Navarro, vicepresidente de la Unió Llauradora, reconoce que la sequía «pasa factura y las viñas se podrían resentir». En su opinión, las próximas dos semanas serán claves para determinar el futuro de la campaña 2024. «Las previsiones apuntan a que no llueva y algunas viñas no han brotado, por lo que la producción será menor», reconoce Navarro.

El dirigente de la organización agraria también advierte que «las dotaciones de agua, para que pueda regar, son escasas y se acaban. En años críticos como el actual se autorizan dotaciones de 900 metros cúbicos por hectárea, es decir 90 litros por metro cuadrado, aunque ya están agotando estas aportaciones», lamenta el vicepresidente de la Unió Llauradora. «La sequía va a afectar a todos los territorios de la Comunitat Valenciana, sobre todo de Castelló. Sin duda, las previsiones para esta campaña son malas», agrega.

Marchitez fisiológica

Por otro lado, preocupan los siniestros por heladas y la marchitez fisiológica. Las bajas temperaturas, la humedad acumulada y la ausencia de sol durante varias jornadas seguidas seca las hojas de la variedad bobal, autóctona de la zona, por ser la más sensible a las bajas temperaturas.

Fernando López es viticultor en Requena y cultiva unas 100 hectáreas de superficie . Ha sufrido de lleno las temperaturas gélidas de las noches y madrugadas de algunos días de este pasado mes de abril en una cuarta parte de las tierras de cultivo. Esta semana han pasado los peritos del seguro agrario para evaluar el alcance de los daños en sus plantaciones, que serán grandes.

En busca de ayudas

La Unió Llauradora solicitó el pasado mes de abril a la Conselleria de Agricultura que las subvenciones a la vendimia en verde para los productores de uva de vinificación de la Comunitat Valenciana sean similares a los de otras comunidades autónomas y no suceda lo que el año pasado, que considera que supuso un «claro agravio comparativo». La cosecha en verde consiste en la destrucción de los racimos de uvas de viñedos que se destinen a la producción de uva para vinificación. Se dan ayudas porque los costes de explotación son mayores que los que se pagan en origen al agricultor.

Para 2024, alrededor de 600 hectáreas de viñedos de vinificación podrían acogerse a esta ayuda, lo que implicaría una reducción de la producción de vino en aproximadamente 12.000 hectólitros, con un impacto positivo en la reducción de los excedentes actuales. El presupuesto asignado para estas ayudas es de 700.000 euros. «Algo muy escaso», según el sector.

 

 

FUENTE: LEVANTE – EMV

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