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La inflación de EEUU sigue subiendo

La inflación sigue mostrándose correosa en EEUU. El marco general de la desinflación continúa, pero el camino está lleno de baches.

 

 

Si el Índice de Precios al Consumo (IPC) de enero sorprendió al alza, con una desaceleración menor de lo esperado en la tasa general (bajó tres décimas hasta el 3,1% interanual frente al 2,9% esperado) y estancado en el 3,9% en la tasa subyacente (excluyendo energía y alimentos), el indicador fetiche de la Reserva Federal relativo a enero y publicado este jueves por la Oficina de Análisis Económico (BEA) del Departamento de Comercio de EEUU emite las mismas señales. El deflactor del consumo personal (PCE) subyacente avanzó un contundente 0,4% intermensual el mes pasado (la lectura más fuerte en casi un año) frente al 0,1% de diciembre. Este repunte, en línea con el esperado por los analistas, puede obedecer a peculiaridades propias de enero, pero supone una tasa anualizada del 5,2% que no dejará tranquilo al banco central (muy lejos aún del objetivo del 2%) y que confirma la tesis que se ha impuesto en las últimas semanas: los recortes de los tipos de interés no llegarán tan rápidamente.

Los economistas habían llamado la atención sobre la tasa intermensual subyacente como el mejor indicador de una desinflación repleta de dificultades. El PCE general desaceleró del 2,6% al 2,4% interanual en enero (la lectura mensual saltó del 0,1% al 0,3%) y el subyacente del 2,9% al 2,8% en tasa interanual. Por componentes, los precios de los servicios aumentaron un 0,6% mensual y los de los bienes disminuyeron un 0,2%. Los precios de los alimentos aumentaron un 0,5% y los precios de la energía disminuyeron un 1,4%.

Hasta ahora, el IPC era el que mostraba un recorrido más abrupto en la desinflación. Por contra, el PCE reflejaba un mayor acercamiento al objetivo del 2%. De hecho, cuando se anualizaban la tasa trimestral y la semestral con los datos de diciembre resultaba una inflación por debajo del 2%. Esto era posible gracias a la diferente ponderación entre los índices. Por ejemplo, la vivienda, que sigue mostrando fuertes porcentajes en el IPC y tuvo gran culpa en el dato de enero, tiene menos presencia en el PCE. Por eso, que el PCE subyacente se muestra tan fuerte es un indicativo más revelador. Otro hito a favor de estas precauciones lo dio el Índice de Precios al Productor (IPP) subyacente, que saltó a un 0,6% intermensual en enero.

“El PCE subyacente aumentó un 0,42% intermensual en enero y, a pesar de algunas modestas revisiones a la baja de las subidas de los meses anteriores, fue suficiente para elevar la tasa de inflación trimestral anualizada del 1,6% al 2,6%, su nivel más alto en ocho meses. La tasa de inflación anualizada a seis meses, que llevaba un par de meses por debajo del objetivo del 2%, repuntó hasta el 2,5%. El denominado superíndice del PCE -servicios básicos excluida la vivienda- aumentó un 0,6% intermensual en enero, pero principalmente debido a los aumentos desmesurados de los precios de gestión de carteras, que reflejan el reciente buen comportamiento del mercado bursátil, y de los servicios de atención médica, que consideramos una anomalía”, explica Paul Ashworth, analista de Capitan Economics.

La reacción del mercado ha sido modesta en la medida en la que ya se esperaba este 0,4% intermensual. Sin embargo, en las semanas previas se ha visto cómo los operadores han plegado velas y han empezado a descontar solo tres recortes de tipos de la Fed este 2024, la senda que ya telegrafiaron los funcionarios del banco central en sus proyecciones de diciembre y que el mercado no se creyó. A finales de diciembre las apuestas contemplaban hasta 160 puntos básicos de recorte en 2024 (más de seis bajadas) y ahora rondan los 75. Asimismo, se ha pasado de descontar por completo un primer recorte en marzo a dudar hasta del primero en junio. La herramienta FedWacth refleja un 60% de probabilidades de este primer recorte en junio tras el PCE, un porcentaje que hasta hace no tanto se veía para marzo o mayo.

El lienzo macro sigue mostrando una economía estadounidense que se mantuvo fuerte en su incursión en 2024. El crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 3,2% anualizado en el último trimestre de 2023 y el avance del consumo personal, verdadero motor de la economía americana (supone un tercio del PIB) se revisó dos décimas al alza hasta el 3% anualizado en la actualización del dato preliminar publicada este miércoles por la BEA. El indicador GDPNow de la Fed de Atlanta (una suerte de PIB en tiempo real) muestra un 3,2% anualizado también de momento en el primer trimestre. La base sigue siendo un fuerte mercado laboral (más de 350.000 nóminas no agrícolas en enero y unas nuevas peticiones semanales de desempleo clavadas en las 200.000).

Con este reflejo tan poderoso frente a, por ejemplo, el estancamiento que muestra la economía europea, lo lógico es pensar que la Reserva Federal procederá con calma, ya que la economía resiste tras las fuertes subidas de tipos y es fácil que la inflación pueda volver a picar al alza. Pese a ello, los analistas coinciden en que ni el objetivo del 2% está tan cerca como se llegó a pensar en diciembre ni se ha vuelto al calvario inflacionista.

Qué dicen los analistas

“Aunque la cifra de hoy en sí misma es demasiado alta para que la Reserva Federal contemple un recorte inminente de los tipos, tenemos que reconocer que durante seis de los últimos ocho meses hemos estado por debajo de la tasa del 0,17% intermensual que necesitamos alcanzar para que la inflación anual vuelva al 2% con el tiempo. Aunque es posible que febrero siga siendo un poco caliente (recordemos que muchos servicios cambian su estructura de tarifas a principios de año), esperamos que las cifras vuelvan a la zona del 0,2% a partir de marzo, ayudados por otros factores en el informe de gastos e ingresos personales”, expone James Knightley, economista de ING. Pese a que el PCE subyacente se encuentra en el doble del 0,2% que espera ver, para el experto el enfriamiento de los ingresos y el gasto sugieren que la inflación volverá a moderarse en los próximos meses, lo que deja la puerta abierta a un recorte de los tipos de interés de la Fed en junio.

“Pese a que el repunte del PCE subyacente hace dar por descartada una pronta bajada de tipos de la Reserva Federal, especialmente en un entorno en el que el crecimiento del PIB del primer trimestre parece situarse entre el 2,5% y el 3%, no creemos que cambie el panorama general. Todavía queda mucha desinflación por delante este año, lo que significa que la tasa anual de inflación subyacente del PCE se acercará al objetivo del 2% a mediados de año”, señala Ashworth desde Capital Economics.

Michael Pearce, de Oxford Economics, pide no olvidar la tendencia gradual a la baja apreciada en los datos interanuales. “El PCE subyacente cayó al 2,8% desde el 2,9% y seguimos previendo que caerá al 2,5% en marzo. Recordemos que los funcionarios de la Reserva Federal han señalado que no necesitan mejores noticias sobre la inflación para recortar los tipos, solo buenas noticias continuadas. Dado que la tendencia de la inflación sigue siendo a la baja, los recortes graduales de los tipos este año siguen estando sobre la mesa”, escribe en una nota rápida en la que ve la puerta abierta para un primer recorte en mayo.

 

EL ECONOMISTA

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