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Investigación para mejorar el rendimiento de los cultivos ante la salinidad del suelo

Un estudio de la Escuela Politécnica Superior de Huesca analiza el impacto de la salinidad del suelo y del agua de riego en los cultivos, un problema creciente en la agricultura mundial.

 

La sequía y el cambio climático han convertido la salinidad del suelo en uno de los principales desafíos para la agricultura. El aumento de las concentraciones de sales solubles en las raíces dificulta la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas, afectando su desarrollo y productividad. Ante este panorama, la Escuela Politécnica Superior de Huesca lleva adelante una investigación para identificar cultivos más resistentes a estas condiciones adversas.

Xavier Rius, investigador principal del estudio, ha observado un incremento de la salinidad en los campos agrícolas de Turquía, Argentina, California y Marruecos, pero también en regiones españolas como La Rioja y la Comarca de La Hoya de Huesca. En estos lugares, los agricultores enfrentan dificultades crecientes para acceder a agua de riego de calidad, recurriendo con mayor frecuencia a pozos más profundos y aguas reutilizadas con alto contenido salino.

Para su investigación, Rius realizó ensayos con cinco especies del ámbito mediterráneo, utilizando diferentes genotipos dentro de cada una. Durante cinco meses, las plantas fueron regadas con cuatro niveles distintos de salinidad para analizar su crecimiento, conductancia estomática, contenido de sodio, cloruros, potasio y calcio, y la distribución de estos elementos en sus órganos.

 

Hallazgos clave y su impacto en la agricultura

Los resultados del estudio indican que algunas especies tienen mayor capacidad de adaptación a la salinidad. En este sentido, los olivos demostraron ser más resistentes que los avellanos, mientras que la vid y los almendros se ubicaron en posiciones intermedias.

“Si tengo que plantar olivos en Gurrea de Gállego con agua salina, me interesa más la variedad sikitita o arbosana”, explica Rius. También advierte sobre la importancia del nivel de salinidad: “Por encima de 3 dS/m se puede regar, pero a partir de 6 dS/m empiezan a aparecer problemas serios”.

Ante este desafío, el investigador señala que existen alternativas como la dilución del agua y el uso de técnicas de ósmosis para reducir la salinidad, pero destaca que la mejora genética es clave para el futuro de la agricultura. “Podemos desarrollar nuevas variedades y portainjertos más resistentes, tanto a la sequía como a la salinidad”, enfatiza.

 

Hacia una agricultura más eficiente y resiliente

El siguiente paso en la investigación se centrará en la genética y la biología molecular. “Buscamos identificar los genes de resistencia a la salinidad y desarrollar variedades que optimicen el consumo de agua”, explica Rius. Además, el estudio explora nuevas variedades de almendros con floración tardía para evitar heladas primaverales y cepas de vid que requieran menos tratamientos químicos.

Xavier Rius, formado en la Universidad de Lérida y con experiencia en Agromillora a nivel internacional, decidió radicarse en Huesca por su vínculo con el profesor José Casanova. La investigación también contó con la colaboración de María Videgaín en la parte experimental y la redacción del proyecto.

Mientras se espera la presentación de la tesis, los artículos sobre portainjertos de almendros, avellanos y vid ya han sido publicados, y próximamente verá la luz el estudio sobre el olivo. Con este trabajo, la Escuela Politécnica Superior de Huesca reafirma su compromiso con el desarrollo de soluciones innovadoras para el sector agrario.

 

 

 

FUENTE: DIARIODELALTOARAGON.ES

 

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