
Generación Z bebe menos alcohol: un cambio impulsado por varios factores
Un informe de RaboResearch desmiente que la baja en el consumo de alcohol entre los jóvenes sea sólo por salud: el entorno digital, los ingresos y el perfil demográfico son claves en esta transformación.
La Generación Z —jóvenes nacidos entre 1995 y 2012— presenta un cambio de hábitos notable frente a generaciones anteriores como los millennials o los baby boomers. El consumo de alcohol ha disminuido considerablemente, pero no necesariamente por una mayor conciencia sobre la salud. Según un reciente informe de RaboResearch, el fenómeno responde a una combinación de factores económicos, tecnológicos y demográficos que están redefiniendo la relación de los jóvenes con el alcohol.
Menos ingresos, menos copas
El primer factor que explica esta caída es económico. Muchos jóvenes de la Generación Z aún están estudiando y tardan más en insertarse en el mercado laboral, lo que reduce significativamente su poder adquisitivo. Aunque destinan un porcentaje similar de sus ingresos al alcohol que otras generaciones, el monto absoluto es menor. A esto se suma que, en varios países como Estados Unidos, una parte de este grupo aún no alcanza la edad legal para beber.
Tecnología, vigilancia y autocontrol
Otro aspecto central es el contexto hiperconectado en el que crecieron. La exposición constante en redes sociales, el uso de smartphones y la geolocalización reducen los espacios de privacidad que tenían generaciones anteriores. Desde 2012, coincidiendo con la masificación de los teléfonos inteligentes, el consumo entre adolescentes ha disminuido abruptamente.
Una imagen bebiendo publicada en redes sociales puede tener consecuencias reales para estudiantes o jóvenes profesionales. Esto ha creado una cultura del autocontrol más estricta, donde la reputación digital pesa tanto como la experiencia social.
¿Y la salud? No tanto como parece
Aunque se suele argumentar que esta generación es más saludable, el estudio revela que la percepción del riesgo frente al consumo excesivo de alcohol no ha cambiado sustancialmente en los últimos 20 años. La salud influye, pero no es el principal motor del cambio.
El perfil del consumidor también cambió
El informe también señala un cambio en la composición demográfica de quienes consumen alcohol. Las mujeres y personas de minorías étnicas —grupos históricamente más moderados en su consumo— tienen ahora mayor presencia entre los jóvenes. Desde 2019, las mujeres menores de 25 años representan la mayoría de los consumidores en este segmento.
Este giro tiene implicancias directas para el sector: mientras algunas categorías como los espirituosos podrían adaptarse con éxito a los nuevos gustos, otras como el vino tinto enfrentan mayores desafíos. A nivel global, el consumo de vino tinto va en descenso, mientras que los blancos y rosados ganan terreno.
Una tendencia que marca el futuro
Si bien se espera que el consumo de alcohol aumente ligeramente con el tiempo a medida que estos jóvenes ganen independencia y mejores ingresos, su relación con el alcohol seguirá siendo distinta. Al no haberlo integrado tempranamente en sus rutinas sociales, su consumo será menos habitual y más selectivo.
Este cambio cultural abre nuevas oportunidades. Una de ellas es la tendencia “NoLo” (No Alcohol/Low Alcohol), que ofrece alternativas sin o con bajo contenido de alcohol. Cervezas, vinos, cócteles y espirituosas con graduación reducida ganan popularidad entre los jóvenes, y podrían ser clave para el futuro del sector, especialmente para el vitivinícola, que ya explora opciones como el vino sin alcohol.
Conectar con Gen Z: el nuevo desafío de la industria
El estudio concluye que, más que enfocarse en cuánto beben los jóvenes, las marcas deben comprender por qué y quiénes lo hacen. Solo así podrán adaptar sus productos y mensajes a una generación que, aunque más sobria, no está fuera del mercado, sino que propone un nuevo paradigma de consumo.
Fuente: www.vinosdecastillalamancha.es