Las ultimas estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Agricultura, reflejan parálisis en las exportaciones de zumos de uva.

 

España había logrado en los últimos dos años, arrebatarle el puesto a Argentina como principal exportador mundial de zumos concentrados de uva.

Era un gran logro de la industria española, gracias a la excelente calidad de sus productos, precios competitivos, e inigualables condiciones comerciales consecuencia del libre comercio con los países integrantes de la Unión Europea y acuerdos con otros países fuera de la Unión.

Estos atributos fueron decisivos para que los clientes buscaran suplir sus necesidades de compra de zumos concentrados de uva en España, por sobre otros suplidores tradicionales como es el caso de Argentina.

Esta situación se mantuvo estable posteriormente a la pandemia de COVID-19, y permitió junto con algunos fracasos de Argentina en materia económica, que España le arrebatara el primer puesto.

Lamentablemente durante este 2023, la situación en España comenzó a cambiar, especialmente si tenemos en cuenta que los precios de los zumos concentrados comenzaron a dispararse sin lógica alguna.

“Hay un recalentamiento de los precios en el mercado español, especialmente basado en la hipótesis de que los italianos vinieron a comprar grandes cantidades de mosto, para paliar la falta de existencias que hay en ese país, por la merma en la cosecha”, comentaba un jugador importante en el mercado español.

Lo cierto es, que en base a los últimos datos estadísticos dados a conocer por el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), dichas compras por parte de los italianos no se condicen en la realidad. Más bien, dan a entender que esos comentarios son intencionados por parte de ciertos jugadores, provocando un recalentamiento en los precios, que tienen como consecuencia una caída en las exportaciones de mosto.

 

 

España está repitiendo el comportamiento de los productores de uva argentinos, que en cada cosecha hacen correr la voz de supuestas caídas o disminuciones en la producción de uvas, con el único objetivo de tener una mejora en el precio de esa materia prima.

La consecuencia esta a la vista: Argentina recurrió durante los últimos años a esos artilugios y perdió mercados internacionales, de la mano de España.

Todos nos preguntamos si a España le sucederá lo mismo que a Argentina. No podemos asegurarlo. Sin dudas aún están a tiempo de revertir la situación estabilizando los precios de los zumos de uva concentrados, hasta el punto de equilibrio, y así evitar la catástrofe.