El sector vitivinícola incrementa la población de los pequeños municipios un 20% en diez años
El sector vitivinícola español es un factor determinante contra la despoblación en el medio rural, según destaca y argumenta el nuevo informe de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), presentado el pasado viernes 17 de noviembre, realizado y actualizado por la Asociación de Financieros Internacionales (AFI).
Ello lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que la población de los municipios españoles con menos de 2.000 habitantes que cuentan con viñas se haya incrementado hasta un 20% en la última década, mientras que la de los que carecen de viñedos ha descendido un 10,2% en este mismo periodo de tiempo.
Asimismo, en el informe se indica que los municipios rurales de entre 2.000 y 5.000 habitantes, aquellos que contaban con viñas aumentaron su población hasta un 20,3% entre 2022 y 2022, mientras que en aquellos que no cultivan la vid el incremento demográfico se quedó a la mitad de los anteriores, creciendo en un 9,1% apenas.
Al respecto, se indica que más del 40% de los municipios españoles cuentan con viñedo (3.233 sobre un total de poco más de 8.000 pueblos) y que, a su vez, el 66% de los mismos tienen menos de 2.000 habitantes.
El hecho de que la viticultura requiera diferentes dedicaciones a lo largo de todo el año favorece la fijación de la población en el territorio, dado que se trata también de una actividad primera que integra en las zonas rurales a buena parte del eslabón de transformación industrial (bodegas) dedicado a la elaboración del vino, lo que redunda en la generación de actividad económica, según se indica en este informe.
Este es uno de los numerosos datos revelados por la Interprofesional del Vino de España (OIVE) en el auditorio de la Torre Caixabank de Madrid, donde su presidente y directora, Fernando Ezquerro y Susana García respectivamente, detallaron la importancia del sector vitivinícola en España y abordaron los retos y los cambios de adaptación que impone la “hoja de ruta” del Plan Estratégico de este sector en los próximos años.
Todas las CC.AA., y más del 40% de los municipios españoles, albergan el cultivo de la vid. “En la tierra en la que hay una viña, hay puestos de trabajo y vida en sus pueblos.”, explicó Ezquerro, quien añadió que, por eso, “necesitamos visibilizar nuestra labor, que crea empleo, da riqueza a los pueblos y oportunidades laborales atractivas tanto para los más jóvenes como para las mujeres, fundamentales para seguir creciendo”.
En este evento intervino también la directora general de Producción y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Esperanza Orellana, que hizo también una defensa de este sector en una coyuntura tan compleja como la actual, caracterizada por el descenso del consumo y la desglobalización de los mercados mundiales, así como de su modernización, clave para la mejora de su competitividad, con mención expresa a los más de 3.000 millones de euros que han llegado de Bruselas a los Programas nacionales de Apoyo, que han contribuido a sustentar las inversiones y a la reestructuración y reconversión del viñedo.
Orellana indicó que la estrategia pasa por llevar a cabo un análisis desapasionado, separando los retos estructurales de los problemas coyunturales, y tras ello tener la valentía de adoptar las medidas necesarias.”
Casi un 2% del PIB nacional
El eje central de la jornada fue la presentación de la actualización de los datos del informe, que OIVE encargó de nuevo a Analistas Financieros Internacionales (AFI), como en 2020, cuando fue presentado por el economista Emilio Ontiveros, tristemente fallecido y al que se concedió un especial recordatorio en el evento.
En esta ocasión, fue Diego Vizcaíno, socio director del Área de Economía Aplicada de AFI el que presentó los resultados principales del informe. Así, con datos actualizados tras la pandemia de Covid-19, detalló, además de los relativos a la importancia del sector en el medio rural, otras realidades económicas y sociales como su contribución con el 1,9% al Producto Interior Bruto (PIB) español, con una aportación directa e indirecta (e inducida también) de unos 20.330 millones de euros y un Valor Añadido Bruto (VAB) estimado en más de 11.000 millones de euros.
El estudio destacó también la aportación al empleo de este sector, que genera en la actualidad en torno a 363.980 puestos de trabajo directos e indirectos a tiempo completo, así como la relevancia que ha adquirido la presencia de la mujer en los últimos años, en determinadas actividades de la cadena de valor.
Por ejemplo, y aunque aún queda mucho por hacer, entre 2009 y 2020, el número de mujeres jefas de explotación ha duplicado su presencia en este sector y la titularidad de las explotaciones vitivinícolas es ostentada en un 30,4% de los casos por mujeres, con un aumento de 2,9 puntos en ese periodo. Por cada mujer jefa de explotación asalariada, hay 4,9 hombres y el 59% de las empleadas son familiares del jefe de explotación. Además, son más del 50% las que cuentan con estudios superiores relacionados con este sector, como los de Enología.
Otros datos que aporta el informe actualizado es que la superficie de viñedo de uva de vinificación es de algo más de 930.000 hectáreas, y representa el 13% del viñedo mundial, a pesar del descenso de esta masa vegetal del 1,8% entre 2018 y 2022.
Sí continúa incrementándose la superficie de viñedo con prácticas ecológicas, que supera ya las 142.100 hectáreas, lo que convierte a nuestro país en uno de los líderes internacionales y refleja el dinamismo de este sector para adaptarse a la demanda de esta categoría de vinos.
La producción nacional de vino superó los 36,5 millones de hectolitros en 2022, un 5% por debajo de la media del último lustro, debido en buena parte a las condiciones meteorológicas adversas, que incidieron en los rendimientos del viñedo.
País exportador más que consumidor
En lo relativo al mercado exterior, en el informe se destaca el amplio superávit comercial del sector vitivinícola español (“a pesar de que Francia e Italia van muy por delante en valor, somos un país eminentemente exportador en porcentaje de volumen sobre producción, más que consumidor”), con una factura que superó los 3.000 millones de euros en 2022, gracias a la actividad exportadora de más de 4.300 empresas.
Tras la presentación del informe, se analizaron algunos de estos datos de la mano de representantes de la cadena de valor de este sector, desde la viña, bodega, investigación y difusión de la mano de Ruth Chocarro, directora de Relaciones Institucionales Pernod Ricard Winemakers y vicepresidenta de la FEV y de OIVE; Dolores Calvo, presidenta de la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias de España y presidenta de la bodega gallega Condes de Albarei; Pedro Ballesteros, Master of Wine; y Ramón Estruch, presidente de la Fundación para la investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN).
Por otro lado, en la jornada, la directora de OIVE, Susana García, presentó también el nuevo logo (identidad corporativa) de esta organización interprofesional, que viene desarrollando su plan estratégico, en una “hoja de ruta”, cuyo objetivo central es generar un valor adicional en este sector de 1.200 millones de euros en 2027, hasta alcanzar los 4.300 M€, lo que supondría un 40% de incremento sobre la facturación actual.
García Dolla recordó que añadir valor a toda la cadena de comercialización del vino sigue siendo uno de los retos principales del sector vitivinícola español, que no busca sin descartarlo exportar más volumen, sino que por encima de todo persigue que, lo que ahora ya exporta, se haga con mayor valor añadido.
FUENTE: SEVI.NET