Peligra la ruta comercial por el Mar Rojo: no es solo petróleo y gas
Crece la preocupación por los ataques y secuestros de buques en la región
Los ataques a barcos de mercancías en el Mar Rojo durante las últimas semanas han dejado de ser accidentes aislados y han empezado a mover los engranajes del comercio marítimo internacional. Desde el pasado viernes, algunas de las navieras más importantes del mundo, como MSC, Maersk o Hapag-Lloyd -este lunes se les han sumado Evergreen y CMA CGM-, han anunciado que desviarán a sus buques por otras rutas después de multiplicarse en pocas horas las agresiones de los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, como muestra de su apoyo a Hamás frente a Israel en el marco de la guerra en Gaza. A falta de que la comunidad internacional, con EEUU al frente, decida intervenir, estas disrupciones levantan el temor a un nuevo colapso comercial que no solo afectará a las siempre muy observadas materias primas energéticas. Lo que está juego es más que el petróleo y el gas.
El Mar Rojo se erige en ruta comercial clave en la medida en que es un paso fundamental entre Occidente y Asia, siendo la vía más rápida para comunicar por mar ambas partes del mundo (más de un 10% del comercio marítimo mundial transcurre por sus aguas). Es por ello que sus dos angostos extremos sean dos puntos de estrangulamiento (chokepoints en inglés) de vital importancia en el comercio. Por el norte, comunicando con el Mar Mediterráneo, el transitado Canal de Suez. Por el sur, dando paso al Mar Arábigo, el estrecho de Bab el-Mandeb, con unos 30 kilómetros de anchura, emplazamiento clave para los ataques de los hutíes dada la cercanía de las costas de Yemen.